Algunas ya son más o menos conocidas como el reiki, la musicoterapia o las meditaciones guiadas, otras nos suenan realmente extrañas como la terapia craneosacral, la terapia magnética o la apiterapia.
Hay centros de moda donde estas terapias siguen tratamientos largos y caros y hay gente que las aplica en su casa gratis a quien se lo pida, este es un mundo muy diverso.
Una buena forma de descubrir cual puede ser la terapia que te ayuda o con la que te sientes a gusto son las firas de terapias alternativas donde se ofrece una demostración de una sesión de una hora de cada una de las terapias de manera totalmente gratuita. Si durante la sesión se te remueven emociones y sientes que esa es la tuya, sólo tienes que pedirle al conductor datos de donde puedes ir a hacerla.
Estas firas se organizan en distintas fechas en algunos pueblos de Cataluña como Ripoll, Hostalric o Manresa y suelen durar todo el fin de semana.
En mi caso, por muchas terapias que pruebe, nada ha superado el bienestar que me proporciona el yoga. A estas alturas está tan presente en nuestro país que ya no se si sería correcto hablar de una terapia alternativa, más teniendo en cuenta que en muchos centros se practica exclusivamente como una manera de ejercicio físico y no se atiende a la parte espiritual con qué fue creado.
Las posturas tienen nombres muy reveladores sobre los sentimientos que se despiertan al practicarlas: el embrión, el guerrero, el pájaro, la montaña, etc y cada una aporta diferentes beneficios anímicos y físicos.
Es increíble óomo te cambia la mente si en un día de especial inestabilidad te preparas una sesión de posturas de equilibrio y te concentras en ello o lo fuerte que te hacen sentir las posturas del guerrero y la de la cobra.
Mi profesora de yoga repite que hay que estar 100 por cien centrados en lo que le pasa al cuerpo para no perdernos el maravilloso viaje que supone cada postura pero a mí me gusta escaparme para ir un ratillo a escondidas a mirar como las emociones y la mente se van transformando.
