Hay un dicho que define a este país que viene a decir algo parecido a qué los europeos cultivan la tierra sin sentirla ni mirarla y mucho menos escucharla; en cambio, los asiáticosse detienen a mirar cómo van creciendo los cultivos. Los habitantes de Laos, van más allá, ellos escuchan el sonido de la hierba al crecer. Este dicho que me impactó cuando preparaba mi visita al país describe muy bien el ambiente que se respira allí.
El acceso por tierra a Laos desde Tailandia es tumultuoso, una carretera sin asfaltar con muchos baches que hasta su capital, Vientian, es interminable. La capital podría ser, en muchos aspectos, una pequeña ciudad de provincias francesas por su arquitectura, sus croisanterias y otros vestigios que quedan de la época colonial.
Pero lo que hace a este país único son sus zonas rurales donde el tiempo transcurre tan calmadamente como si hubieran parado el reloj en medio de una tierra fertil con paisajes tropicales.
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